UN MINI Y UNA LECCIÓN DE AMISTAD

Hace muchas muchas lunas, en el reino del "gran astro" vino al mundo una niña a la que llamaron Ana. Todo el mundo coincidía en comentar que era una niña preciosa, con un cabello rubio, unos ojos color almendra y una piel muy aterciopelada.

En su aldea, rodeada de su familia, su vida transcurría muy tranquila. Iba a la escuela, jugaba con otros niños y ayudaba a su madre a traer agua del rio... conforme iba transcurriendo el tiempo iban creciendo en ella grandes inquietudes y necesidades de ayudar a los demás por lo que siempre tuvo claro que quería ejercer esos menesteres y dedicarse al trato con personas enfermas.

La tarea no le resultó sencilla y para cumplir su sueño tuvo que abandonar su aldea natal y a su familia, cruzar por el río al frondoso bosque e instalarse en el reino del "gran valle" para aprender los métodos y tácticas más innovadoras de aquella época.

Tiempo después la entonces niña regresó a su reino convertida en toda una mujer cargada de conocimientos y valores donde se instaló en una choza en el centro de la aldea para desde allí continuar con la labor que ella un día se prometió.

Cuando se pregunta en la aldea por Ana todas las personas coinciden en decir de ella una frase...

"La lealtad y el compromiso que mantiene ante las adversidades son las bases de la amistad y el amor que profesa hacia los demás".

Yo, que tengo la gran suerte de conocerla, tratarla y tenerla como amiga quiero contaros un breve cuento escrito por Pedro Pablo Sacristán...

"Había una vez un niño que cayó muy enfermo. Tenía que estar todo el día en la cama sin poder moverse. Como además los niños no podían acercarse, sufría mucho por ello, y empezó a dejar pasar los días triste y decaído, mirando al cielo a través de la ventana.

Pasó algún tiempo, cada vez más desanimado, hasta que un día vió una extraña sombra en la ventana: era un pingüino comiendo un bocata de chorizo, que entró en la habitación, le dió las buenas tardes y se fue. El niño quedó muy extrañado, y aún no sabía que habría sido aquello, cuando vió aparecer por la misma ventana un mono en pañales inflando un globo. Al principio el niño se preguntaba qué sería aquello, pero al poco, mientras seguían apareciendo personajes locos por aquella extraña ventana, ya no podía dejar de reir, al ver a un cerdo tocando la pandereta, un elefante saltando en cama elástica, o un perro con gafas que sólo hablaba  y hablaba...

Aunque por si no le creían no se lo contó a nadie, aquellos personajes terminaron alegrando el espíritu y el cuerpo del niño, y en muy poco tiempo mejoró notablemente y pudo volver al colegio.

Allí pudo hablar con todos sus amigos, contándoles las cosas tan raras que había visto. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vió asomar algo extraño de su mochila. Le preguntó qué era, y tanto le insistió que finalmente pudo ver el contenido de la mochila:

¡¡¡ Allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!!!"

Pues este "buen amigo" es Ana. Así es ella en su día a día... Por ello, sus amigas la quisimos obsequiar el día que cumplía 34 añazos con este maginífico regalo

El coche que quiere tener

Se trata de un bizcocho "Madeira Sponge Cake" relleno y cubierto de un cremoso ganache de chocolate y calado con almíbar ligera aromatizada de café, hecho que le proporcionó una mayor potencia al sabor del chocolate. Conseguí una tarta con un sabor espectacular para las amantes del chocolate y una mezcla fantástica con el bizcocho. Por último la recubrí con fondant de varios colores.

Puedo deciros que estaba riquísima por dentro y sencillamente vistosa por fuera, verdad chicas? Jajaja

Gracias a todas por confiar en mí y gracias a tí Ana por ser mi amiga.

Espero que os haya gustado!

Un beso. Mª José.